The crow







Entré tambaleándome, la puerta se cerraba tras de mí no sin antes darme un buen cachete.
Giré sobre mí misma para encontrar mi hueco y observé que alrededor de algo o alguien había un vacío.
Sólo pensaba en ponerme recta, anclar mis pies en firme, relajarme y poder respirar tranquilamente ese aire tan viciado y respirado, que por qué no reconocer, no me resulta nada saludable. ¡Odio el metro!

Fui en esa dirección e hice del vacío mi sitio.
Estiré la mano, giré sobre mi misma, me erguí, levanté la cabeza y ahí estaba el motivo del espacio vacío. Alto, con atuendo a lo Brandon Lee a excepción del maquillaje y no tan afortunado en belleza, pero con un "halo" especial, grande, brillante y luminoso!
Sin duda me hizo pensar a dónde iba un ser como ése en un transporte de lo más mundano!

Los demás entraban y salían ajenos a mis reflexiones y con las suyas propias (supongo).
Al parecer, existía una delimitación que yo desconocía o había osado transgredir, pero por azar, ese ser me ofrecía cobijo bajo su brazo. Con la mirada a lo lejos, con un mundo musical en sus orejas no me resultaba nada amenazante, pero al parecer, lo era.
Miradas extrañas, cotilleos, cuchicheos... y ese espacio vacío!
Yo me sentía tan cómoda ahí, fija bajo la protección de ese "ser", sin invasiones en mi espacio vital! Yo y él / Él y yo.
No le había mirado a los ojos, e intenté buscar qué era eso tan amenazante y no lo encontré. Eran unos ojos marrones con fondo, vida, tintes de tristeza o melancolía y chispeados con un destello de repulsión!... ahí, ahí estaba! Eso era lo que tanto miedo les daba!
Bajo su brazo, miraba hacia arriba y me resultaba extraño la verdad, continuaba sin comprenderlo, pero he de confesar que la curiosidad me puede, casi siempre me puede.
Unos milisegundos de conexión bastaron para situarnos en el mismo contexto físico, el metro.
Ambos nos reconoceríamos en otro lugar, pero en ese momento estábamos ahí.

Me percaté que mi mochila pesaba demasiado y la situación del cobijo no terminaba de ser del todo cómoda. Corrí rauda y veloz a por un asiento que se había quedado vacío en la otra esquina del vagón. Al sentarme pude relajar todo mi cuerpo y centrarme en mis pensamientos.
Lo observaba al fondo del vagón mirando por encima a tod@s los viajer@s, en su propio universo.
¿En qué podía estar pensando? …  y nuestras miradas se cruzaron en igualdad de condiciones.
Nos miramos fijamente y al instante vi lo siguiente:
Izaba el vuelo sobre nuestras cabezas con graznidos estruendosos, revoloteando encarcelado en el vagón, golpeando las cristaleras. Liándose en el pelo de las mujeres, picoteando a jovencitos, mordisqueando periódicos, tabletas y teléfonos al suelo por el aire y estrellándose en mil pedazos.
"Declarado el caos en el vagón de Metro de Madrid", dirían los periódicos al día siguiente.
Yo me reía y me reía de una manera escandalosa, también me sobrevolaba y arrullaba en la oreja! Lo maravilloso, histriónico y escatológico que podía pasar, pasó.
Comenzó a cagarse mientras revoloteaba en círculos dejando huella en todos los presentes!
¡El CAOS SE RESPIRABA!


Yo me reía en mis pensamientos.
Me reía y reía y no paraba de reírme y eso me trajo una sonrisa al rostro en este momento. Ese ser me sonrió como si supiera qué estaba pensando... Sí, sí, se cagaba en todos nosotr@s.


The crow
Témpera sobre papel de estraza.(1st)


Trabajo bajo autoría propia. Consultar.
Email, RRSS:m0n1c4g0m3z